El topónimo Xallas tiene una historia expansiva, ya que actualmente denomina toda una comarca compuesta por los municipios de Mazaricos y Santa Comba, bañada por el río que le da nombre. Sin embargo, su origen remonta a una pequeña entidad de población, Ialles d’Alcayaa, documentada durante el reinado de Alfonso VIII y que se identifica con la actual parroquia de Xallas de Castriz. Tal y como argumenta Paulo Martínez Lema en su tesis A toponimia das comarcas de Bergantiños, Fisterra, Soneira e Xallas na documentación do Tombo de Toxos Outos, este dato, aunque aparentemente menor, es clave para entender el origen de este topónimo tan peculiar, que además hace referencia a una aldea en Cee.
Martínez Lema defiende que Xallas no se originó como el nombre del río, sino como el de la villa mencionada, Ialles d’Alcayaa. Con el tiempo, este topónimo experimentó un proceso de expansión gradual: inicialmente se refería a la villa y a su alfoz, luego pasó a designar la jurisdicción eclesiástica, y finalmente, se asoció con el río, que hasta principios del siglo XX se conocía como Ézaro (como ya mencionamos en esta publicación) en su tramo final. Finalmente, este topónimo acabó abarcando toda la comarca regada por el río.
¿Por qué es relevante este dato para comprender su origen? Martínez Lema nos lo explica: “Ninguna aproximación a la semántica original de este topónimo debe basarse en las características del río”. Es por ello que el autor sostiene que las propuestas etimológicas previas no son “plenamente satisfactorias”.
De este modo, Martínez Lema descarta la hipótesis más conocida hasta la fecha, planteada por Moralejo Lasso, quien sugirió que Xallas derivaría de la forma etimológica SALIA (‘corriente de agua’), proveniente de una raíz hidronímica SAL- (‘agua, corriente, arroyo’), con una notable presencia en la hidronimia indoeuropea y en el espacio lingüístico gallego, como en los topónimos Saíme, Salime y Saímia.
No obstante, Martínez Lema señala un inconveniente fonético en esta hipótesis: aunque la palatalización de la s- inicial no es extraña en gallego —por ejemplo, el término gallego xofre proviene del latín sulphure—, en todos estos casos, el resultado fue una fricativa prepalatal sorda. Sin embargo, los testimonios escritos antiguos del topónimo Xallas, como Ialles d’Alcayaa, muestran la presencia de una consonante fricativa prepalatal sonora, lo cual, según Martínez Lema, es “decisivo para descartar la hipótesis de una base etimológica SALAS”.
Por otro lado, Luís Monteagudo también rechazó la teoría hidronímica de Moralejo Lasso, proponiendo dos posibles etimologías para Xallas, aunque ambas presentan dificultades. La primera es que Xallas podría derivar de un verbo SALIO (‘saltar, brotar’), pero, como Martínez Lema señala, esta propuesta también presenta los mismos problemas grafonéticos respecto a la palatalización de la s- inicial. La segunda hipótesis de Monteagudo plantea un étimo IALIAS (‘excavación’), derivado del radical indoeuropeo IAM- / IEM- (‘excavar’), vinculando el topónimo a la riqueza mineral de la zona y a la actividad minera. Sin embargo, esta propuesta no resuelve completamente los problemas fonéticos señalados.
Finalmente, Edelmiro Bascuas ofreció una última hipótesis, que vincula Xallas a la raíz indoeuropea EI- (‘ir’), que generó formaciones hidrotoponímicas, especialmente en el ámbito germánico, pero también en regiones cercanas como el río Xantas (afluente del Sor) o el portugués Jamor. Martínez Lema considera esta hipótesis como la más plausible y razonable, siempre y cuando se entienda que el referente inicial de Xallas no fue el río que actualmente lleva ese nombre.
En conclusión, Xallas sigue siendo un enigma toponímico, y su origen continúa siendo objeto de debate. Aunque las hipótesis propuestas son interesantes, ninguna parece ofrecer una explicación completamente satisfactoria para el origen y la evolución de este singular topónimo.